lunes, 12 de noviembre de 2007

Nos mudamos: www.urbinavolant.com/verbavolant

Pues eso, lo dicho: me he hecho con un dominio hace poco y, con la ayuda inestimable de Blogófago (que todavía estoy asimilando: ¡son tantas las cosas que aprender!) y mi alumno Álvaro Hernando, expertísimo en estos temas, me mudo a la que será (espero) la morada definitiva de Verba volant.

Prometo mejorar muchísimo la forma y ser más constante con el contenido. Alguna idea hay en la cabeza que quiere reventar... Se aceptan sugerencias

viernes, 2 de noviembre de 2007

Merece la pena

Al final,
merece la pena mirar hacia atrás,
comprobar los pasos perdidos
por el largo pasillo de las sombras.

Merece la pena toparte con errores
y desencuentros,
con un par de enemigos
agazapados en el callejón del olvido.

Merece la pena sonreír
ante tu ignorancia y tu candidez
y sorprenderte a ti mismo
con tu mal carácter, tu mala leche.

Merece la pena recordar
algunos episodios médicos acabados en itis
que te revelan como mortal
y superviviente.

Merece la pena recodar
ciertos baches familiares,
naufragios y muertes,
que permaneces aún en pie,
resistente a tu propio destino.

Al final, merece la pena soñar.
Quizá encuentres algún día
un mundo distinto
-pero parecido: muy parecido-
a éste, al que vives hoy mismo.

martes, 30 de octubre de 2007

Blogs antijalogüin


Si tu tambien aborreces la fiesta de Halloween, bien por ser una fiesta idiota, una norteamericanada importada lejana de nuestras costumbres, por parecerte aburrida, consumista o por el motivo que sea, para participar en esta liga solo tienes que copiar el banner, el texto y la siguiente lista de enlaces en una entrada e incluir al final la url de tu blog.

  1. Blogofago
  2. Trupitomanias
  3. Codigo de Barras/Burgos
  4. Terra Castellae
  5. Recursos y Humanos
  6. Verba volant
  7. (Tu URL va aquí! Pero antes, por favor, copia esta linea y múevela un espacio hacia abajo para que sea usada por la próxima persona).

La casa sin barrer



Tengo hoy un problema. Tras unos cuantos días de falta de aseo doméstico, me he dado cuenta de que mi casa está sin barrer. Una mirada errática me ha conducido hasta el rincón donde se funden cables y enchufes en una mezcolanza que presagia un cortocircuito. La vista era desoladora.
Triste -muy triste- he ido a la cocina para beber un vaso de agua: no había ningún vaso limpio y la pila desbordaba platos con residuos no muy apetitosos y cubiertos con un porcentaje de grasa mayor al de lo higiénicamente normal. Al salir, he visto tres bolsas de desperdicios esperando al cívico reciclaje. Mi problema se ha convertido en preocupación cuando una expresión se ha puesto a revolotear por mi cabecita: síndrome de Diógenes. Algo conocía yo, pero la sabia enciclopedia habla de aislamiento social, reclusión en el hogar y desatención por la higiene, síntomas parciales pero no alejados de alguna de mis realidades. Solo (muy solo) e inquieto (muy inquieto), me acordé de que "muerto el perro, muerta la rabia". Saqué de una recóndita balda de la despensa el aspirador y, manguera en ristre, limpié todo mi hogar (ahora no sé si más dulce). Platos fregados y basura en el contenedor completaban el signo del cambio. Ahora sólo me resta limpiar por dentro. Quizá algún día empiece.

(La fotografía es de Jorge Miente, pero el rincón de cables y enchufes se siente plenamente identificado)

sábado, 27 de octubre de 2007

La dignidad humana...

Recomendación para los perezosos: no dejéis de leer, aunque aparezca "Filosofía", palabra maldita.
Es conocido por casi todos que Sócrates, gran filósofo griego, murió obligado a ingerir cicuta. Acusado por sus enemigos de impiedad y corrupción de los jóvenes, fue un claro exponente de que pensar tiene sus peligros, y hacer pensar muchos más. Sócrates huía del dogma, ya que su propósito era que cada individuo sacara la verdad de su interior. Y ese fue su pecado.
Creo que unas pocas palabras de Sócrates en el juicio, trasladadas por Platón, su discípulo en la Apología de Sócrates, bastarán para iluminar lo que supone la dignidad humana. Me permito realizar pequeñas adaptaciones de un fragmento para acortar la entrada, pero aconsejo íntegra la lectura. (Y una pequeña confesión: me resulta muy difícil que, cada vez que leo este pasaje, mis ojos no se humedezcan):

En esto, señores, tal vez es que me diferencio de la mayoría de los hombres, y, si debiera decir que soy más sabio en algo, sería en esto: sé que es malo y vergonzoso obrar injustamente y desobedecer al mejor, tanto a un dios como a un hombre. Y por los males que yo sé que son males, jamás temeré o evitaré las cosas que no sé si son buenas. Supongamos, pues, que ahora ustedes me absolvieran sobre esta [base]: nunca más pasarás el tiempo en esta investigación ni en filosofar; pero si eres sorprendido haciéndolo, morirás.” Supuesto tal caso, como he hecho, de que se me absolviera sobre tales, les contestaría: “Yo los respeto, señores atenienses, y los estimo, pero he de obedecer al dios antes que a ustedes, y mientras tenga un hálito de vida y [sea] capaz de ello, no cesaré de filosofar, y de exhortarlos a ustedes, y de explicarle a aquel de ustedes que encontrase, diciéndole cosas como las que acostumbro: “Querido amigo, que eres ateniense, ¿no te avergüenzas de preocuparte por tu fortuna, de modo de acrecentaría al máximo posible, así como a la reputación y a la honra, mientras no te preocupas ni reflexionas acerca de la sabiduría, de la verdad y del alma, de modo que sea mejor?.” Y si alguno de ustedes me disputara y afirmara que él se ocupa [de estas cosas], yo no lo soltaré enseguida y me marcharé, sino que lo interrogaré, lo examinaré, lo refutaré. Y si me parece no estar en posesión de lo que hace a su perfección, se [lo] diré, y le reprocharé que confiera mucho valor a lo que es inferior, y poco [valor] a lo que es superior. Y haré esto con quien sea que encuentre. En efecto, no hago otra cosa que ir de un lado al otro persuadiéndolos a ustedes, sean jóvenes o ancianos, de no preocuparse por [sus] cuerpos ni por [sus] fortunas sin antes atender intensamente a su alma, de modo que llegue a ser perfecta; diciéndoles que no es de la fortuna que nace la perfección, sino de la perfección que [nace] la fortuna y todos los demás bienes para los hombres, en forma privada o pública. Si corrompo a los jóvenes cuando digo esas cosas [nos encontraríamos con la sorpresa de que], esas cosas serían perjudiciales. Ahora, si alguien afirma que no digo esas cosas sino otras, habla por hablar. En este punto, señores atenienses, yo diría que, convencidos por Ánito o no, me absuelvan o no me absuelvan, en cuanto a mi no habré de hacer otra cosa, ni aunque esté mil veces a punto de morir.

(La fotografía de la entrada pertenece a Sebastià Giralt)

jueves, 25 de octubre de 2007

(Último inciso) Los cuadernos de bitácora crecen hacia arriba

Esto del orden de los cuadernos de bitácora es bonito. Se lo oía hace un par de días al profesor (y bloggero vital, poético y académico) Miguel Ángel Lama, a propósito de unas palabras de Cortázar: los blogs -decía- crecen como nosotros, los humanos. Hacia arriba.

Espero que el mío -el pobre- no se quede muy rechoncho. Habrá que darle de comer de vez en cuando.

Realidad y ficción (II)


Y continúo en una nueva entrada, por hacer más cómoda la lectura del cuaderno de bitácora, defecto que se me ha achacado (esta vez con razón) a mi relato, con más pormenores.

No creía yo que verosímil fuese idéntico a técnica realista. Pero da la casualidad de que he tenido la fortuna de pernoctar en el bonito hotel que aparece en la historia: se trata del Inselhotel Vier Jahres Zeiten, del que puede verse una foto de la famosa recepción donde nuestro personaje recibe esta extraña nota.

En fin: creo que no merece la pensa seguir pensando en estas cosas. Habrá que volverse a centrar en la historia. Porque nunca un pincho de tortilla ha dado la vuelta de forma tan radical de una vida. Quizá los descreídos necesiten también que les proporcione una foto de una tortilla española... Pero, hasta que esto de la realidad cibernética no sea multisensorial, quedaría muy sosa.